Capitalismo Utópico

“El gran secreto de la educación es el dirigir la vanidad hacia los objetos adecuados”. – Adam Smith

Adam Smith reconoció que las dos principales motivaciones en la vida humana son: el amor a las riquezas y el amor a la gloria.

Los grandes empresarios, como todo mundo, están más motivados por el prestigio, por la gloria y el honor que traen consigo las riquezas económicas que por las riquezas en sí. Sin embargo, como sociedad hemos adoptado la riqueza económica como la principal cinta métrica de prestigio y consideración.

Es necesario cambiar de cinta métrica porque la consecuencia de este estándar de reconocimiento social es la adopción de prácticas de depredación ambiental, explotación laboral y otras parecidas en nombre de la utilidad financiera. Como sociedad tenemos que encontrar maneras de que el prestigio y reconocimiento social se base más en la contribución al bien común, que en el ranking del Forbes. Por ejemplo, un reconocimiento para el empresario que haya contribuido de manera fundamental a la conservación ambiental. Un premio que estuviera al nivel de reconocimiento de los Pulitzer o los Nobel.

Sin embargo, redirigir la motivación corporativa es solo parte del trabajo para un capitalismo eficiente. La otra parte consiste en examinar nuestros deseos y apetitos. Son nuestros deseos y apetitos los que crean mercado para la producción de infinidad de productos inútiles que representan un gran costo ambiental y no contribuyen al bienestar fundamental de nuestra sociedad.

A nosotros consumidores nos gusta pensar que es el marketing lo que artificialmente crea estas necesidades. Pero la realidad es que todo surge por una insatisfacción fundamental, una sensación de estar incompleto que nos acompaña constantemente. Desde tiempos inmemoriales el hombre ha buscado satisfacer este vacío de muchas maneras. El método preferido de nuestra civilización para lidiar con esta insatisfacción es el de hacerse de cosas. Y mientras sigamos requiriendo de más cosas, siempre habrá quien esté dispuesto a fabricarlas y vendérnoslas.

No son las grandes corporaciones las que primariamente degradan a nuestro mundo. Son nuestros apetitos, a los cuales ellas simplemente sirven.

Notas de http://www.thebookoflife.org/utopia-series-how-capitalism-should-be-reformed/

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