Hoy hace 200 años comenzó el juicio de excomunión contra Morelos. A Hidalgo ya lo habían excomulgado. Le arrancaron la piel de la cabeza y los dedos pulgares e índices, donde había recibido su consagración, para luego entregarlo al ejército para ser fusilado, decapitado y su cabeza exhibida.
Ambas excomuniones fueron revocadas por el Vaticano por petición del entonces presidente Salinas en el marco de la normalización de las relaciones con el Vaticano.
La razón para invalidar fue que el obispo que emitió las excomuniones era un hijo natural (fuera del matrimonio) y por tanto todas sus acciones como obispo son inválidas.
Aquí parte del texto de la sentencia de excomunión de Hidalgo:
“Que sea condenado en su boca, en su pecho y en su corazón y en todas las vísceras de su cuerpo. Que sea condenado en sus venas y en sus muslos, en sus caderas, en sus rodillas, en sus piernas, pies y en las uñas de sus pies. Que sea maldito en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo, desde arriba de su cabeza hasta la planta de su pie; que no haya nada bueno en él. Que el hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga. Y que el cielo, con todos los poderes que en él se mueven, se levanten contra él”. (Fuente Excélsior)
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